—Primero… —se dio vuelta para mirarme— por esto que voy a mostrarte. Y segundo, porque estos boludos de los norteamericanos desde ayer que no aparecen. Ayer al mediodía se fueron con otra lancha a pescar más allá de la laguna y todavía no volvieron. Ya son… —consultó su reloj— más de las tres de la tarde y no tengo noticias de ellos.
- Roberto Fontanarrosa, Negar todo