Nadie hablaba, y tal vez aquello era lo que más miedo producía. Tragó con dificultad y le echó un vistazo a su reloj. Pasaban trece minutos de las cuatro. Sólo había transcurrido una hora desde que Jasper les había reunido a todos y les había avisado de que aquello iba a suceder.
- Joe McKinney, El apocalipsis de los muertos